Ensayo ¨ Discernimiento y Corrección Fraterna¨
- Maria Salinas
- 22 ago 2024
- 4 Min. de lectura

Nos dicen dos grandes Santos: Santo Tomás de Aquino: "Nuestra fe se apoya en la revelación hecha de los Apóstoles y profetas que escribieron los libros canónicos, y no en revelaciones que hayan podido hacerse a otros doctores.”
San Agustín:” Sólo a los libros de la Escritura llamados canónicos aprendí yo a conceder la prerrogativa de creer firmísimamente que ninguno de sus autores erró en lo que escribió. Los otros libros los leo con tal disposición, que, sea cual fuere la ciencia y autoridad de sus autores, no por ello me muevo a tener Por cierto lo que ellos pensaron o escribieron”. (Summa Th. I, I, VIII, ad-2, p. 3).
Dios ha usado como instrumento a los hombres para transmitir su palabra, considerando sus limitaciones y las facultades con las que cuenta. Muchos hombres han sido instrumentos de Dios para divulgar su palabra.
Como nos dicen estos grandes Santos, debemos confiar ante todo en lo que los Profetas dejaron escrito en los libros canónicos, por lo que necesitamos tener discernimiento y sabiduría para saber reconocer la verdadera Palabra de Dios.
Hemos visto a través de nuestra vida, como muchas personas, posiblemente muy cercanas a nosotros, se han retirado de nuestra Iglesia Católica, siguiendo falsos profetas, que les ofrecen la salvación basando sus enseñanzas en cosas terrenales. Muchas veces estas personas han sido miembros activos de nuestra Iglesia, pero de repente se retiran y pasan a formar parte de sectas o congregaciones dirigidas por hombres. Deberemos preguntarnos que paso, que los hizo cambiar, porque se retiraron y siguieron a hombres. ¿Que los hizo creer en ellos, y cambiar sus creencias?
Por ello debemos analizar ¿Qué criterios debemos tener para saber discernir si es la voz de Dios, la que nos habla, o es solo la vos de un hombre?
En primer lugar, debemos entender que como humanos somos seres con muchas limitaciones, y más si no hemos alcanzado la gracia divina, y podemos muchas veces de manera ingenua o sin querer dañar a otros, hablar en nombre de Dios, pero en nuestra mente pueden existir, fantasías, ilusiones, falsas creencias, desconocimiento de la palabra, que nos puede hacer transmitir una Palabra errónea, creyendo nosotros que estamos iluminados por nuestro Padre Celestial.
De igual forma nosotros podemos escuchar a alguien, que siente que está inspirado por el Espíritu Santo, pero tal vez es más su ego, o sentirse revestido de un poder que lejos de ser divino es humano.
El texto estudiado nos cita a muchos Santos que, a pesar de la Santidad alcanzada, cometieron muchos errores, y este cuidado lo tiene la Santa Sede al momento de realizar las canonizaciones, tal y como conocemos que para llegar a una canonización se toma mucho tiempo en investigar los milagros de cada uno de los Santos y no emitir juicios apresurados.
¿Pero cómo podemos diferenciar cuando si es una Palabra Divina y cuando no?
Existen muchos signos que nos pueden indicar si es o no la palabra de Dios la que escuchamos, no es fácil entenderlo, pero si estamos siguiendo los caminos del Señor, entenderemos cuales son estos criterios fundamentales.
Para lograr identificar la voz de Dios en tu vida, Pablo nos pone en Primer lugar “La Caridad”, lo cual el considera el punto fundamental para el discernimiento, y para ello describe las características de este carisma. Nos describe la caridad como "amor fraterno": el amor verdadero es paciente, servicial, no es envidioso, etc. (1Co13, 4-7). En este aspecto Pablo está en armonía con los demás autores bíblicos, que entienden que el amor fraterno es lo que permite constatar la autenticidad de nuestra entrega a Dios como lo podemos ver en las siguientes citas bíblica: St2, 13-17; Mt 25, 3440; Is1, 12 y 15-18, etc.
Pablo nos hace ver que debemos buscar lo que es bueno para el hermano; que debemos saber utilizar nuestros dones y aplicarlos para beneficio de los demás, y para todo ello debe existir un orden, mucha calma, esto nos hará sentir la presencia de Dios.
Ninguna enseñanza puede contradecir lo escrito en La Biblia, ni la tradición ni lo enseñado por la Iglesia. Este sería el segundo aspecto.
No se puede ir contra lo que el mismo Espíritu Santo estableció.
Es buscar la verdad a través de la Iglesia, haciéndolo con humildad y confianza como lo hizo San Francisco de Asís, quien lleno de dones sobrenaturales se sometió siempre al juicio de la Iglesia.
No permitamos que nos domine la autosuficiencia, ni la vanidad, el orgullo, la soberbia, porque esto nos puede perder y desubicar en el camino. Porque puede venir un mensaje de Dios, pero si no tenemos la humildad para recibirlo, no podremos transmitirlo a los demás. La obediencia es fundamental para aceptar o recibir la palabra de Dios, aceptar su voluntad, aunque ello sea sinónimo de sufrimiento en muchos casos, como lo han vivido muchos mártires de la iglesia católica a través de la historia y lo estamos viendo hoy, en nuestro país vecino de Nicaragua, donde la Iglesia está viviendo la peor historia en ese país.
El tercer aspecto seria aceptar nuestra cruz lo cual está ligado al anterior aspecto, aceptar con humildad nuestros sufrimientos, preocupaciones, angustias. Y de acuerdo con esto aceptar el discernimiento como una cruz.
Por lo que podemos concluir que: “discernir cuando, Dios nos habla”, no es obra de la casualidad, ni de nuestras capacidades, ni de nuestra santidad, requiere de facultades que podemos considerar sobrenaturales, ya que considerar todos los aspectos que hemos considerado va más allá de nuestras capacidades humanas, y que podremos lograr solo con la gracia de Dios, con la presencia del Espíritu Santo en nuestra mente y nuestro corazón.
Por tal razón debemos pedir constantemente al Espíritu Santo su presencia en nuestras vidas, que inunda nuestra mente y nuestro corazón, para que cumplamos con nuestra misión, que es llevar una palabra auténtica y verdadera a nuestros hermanos, con un corazón limpio y puro, y no buscar reconocimientos de los hombres, sino más bien, que Dios nos vea con agrado y como verdaderos discípulos suyo.
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